NICTÉ ORTIZ-VILLANUEVA: Calidad y posgrado en México
quienes recae la responsabilidad de investigar y
desarrollar en los seres humanos aptitudes para
realizar ciertas tareas. Este «saber-hacer» no
necesariamente refleja una tendencia hacia la
comprensión humana, tan necesaria debido a los
grandes problemas sociales que afectan al mundo.
propiciar el aprendizaje. El PNPC evidencia esta
importancia, relativa a la conformación del Núcleo
Académico Básico con que cuentan los programas,
los cuales deberán estar integrados por profesores
de tiempo completo y preferentemente pertenecientes
al Sistema Nacional de Investigadores.
Jacques Delors (UNESCO, 1997) propone como
principios de la educación, cuatro pilares: aprender a
Conocer, aprender a Hacer, aprender a Convivir
y aprender a Ser. Estos conceptos fundamentan el
modelo educativo basado en competencias. La
propuesta de UNESCO sobrepasa los conceptos
tradicionales del quehacer educativo, representados
por aprender a Conocer y aprender a Hacer, para
abarcar también al sujeto de la educación en un proceso
integral de su doble dimensión: individual y social. Las
relaciones subjetivas e intersubjetivas, representadas
por el aprender a Ser y el aprender a Convivir, se
han vuelto elementos indispensables de la educación.
Esta idea existe a nivel internacional desde 1972. El
informe de Edgar Faure, de la Comisión Internacional
de la UNESCO sobre el Desarrollo de la Educación,
titulado Aprender a Ser, expresa los objetivos
humanistas de la educación, al declarar que ésta debía:
La propuesta y criterios de la evaluación están
orientados a la producción científica y de recursos
humanos, es decir, a la cantidad y al cumplimiento de
metas. Este tipo de evaluación contiene las
dimensiones de la calidad educativa propuestas por
Marques (2011), donde se busca que los programas
logren sus objetivos, sean acordes a las necesidades
sociales y cuenten con los recursos necesarios. La
pregunta que genera este modelo es: ¿y con todo lo
anterior, a quién estamos formando?
En efecto, la generación de conocimiento incide
en el bienestar social, pero, dejando de lado la función
utilitaria y la formación científico-tecnológica, ¿Qué
formamos en nuestros académicos, científicos y
tecnólogos? Ellos serán los formadores de las
próximas generaciones, los formadores de la sociedad
«
ayudar a cada individuo a desarrollar sus
¿Qué tipo de sociedad queremos? ¿Cuál es el criterio
facultades personales, se esforzará por liberar el
potencial creador y tratará de impedir, mediante
la afirmación de objetivos humanistas, el riesgo
de una deshumanización progresiva de la
existencia».
que evalúa la formación humana propuesta por Delors
en el saber ser?
Perfil hacia el humanismo
La educación en posgrado tiene una importancia
trascendental, debido a que es en este nivel en que
se forman los académicos e investigadores de las
próximas generaciones. Como resultado de la
complejidad de los problemas sociales a los que se
enfrentan los seres humanos en la actualidad, la
formación deberá orientarse hacia esta problemática,
para encontrar áreas de oportunidad que brinden a
la educación «una forma de promover al ser
humano en todas sus capacidades» (Méndez y
Zenteno, 2011).
En educación superior, los modelos basados en
competencias se enfocan a una formación orientada
a logros y al desempeño (Farías, 2010). Para la Dra.
Gabriela María Farías Martínez, las instituciones de
educación superior no deben solamente formar
profesionistas que se desempeñen en sociedad, sino
que éstos deben ser, a su vez, «agentes de cambio»,
personas capaces de transformar el grupo social, debido
a que este tipo de educación condensa objetivos como:
habilidades de pensamiento crítico, habilidades de
comu-nicación, habilidades de solución de problemas
y habilidad de seguir aprendiendo. La Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura (UNESCO, 1998) indica la necesidad de
fomentar en los estudiantes los valores en los que
reposa la ciudadanía democrática y los principios
fundamentales de la ética, aplicados a cada profesión
y a todos los ámbitos del quehacer humano.
Para Quintana (2009), existe en la actualidad
una tendencia «antihumanista» en la educación.
Según este autor, existe un reduccionismo de la
formación de humanos al hablar de «competencia».
Esta concepción de la educación con base en la
formación de competencias actualizables en los
individuos, pone de manifiesto la necesidad de
1
21
•
Vol. VII, No. 3 • Septiembre-Diciembre 2013 •