Vol. IX, Núm. 2 Mayo-Agosto 2015 84
Educación y Humanidades Artículo arbitrado
Resumen
Se presenta un análisis en torno al proceso de la construcción
de las masculinidades haciendo además referencia a algunos
elementos observados en la ciudad de Chihuahua con datos del
ámbito universitario. Se incluye una descripción del proceso
histórico, psicología y la masculinidad, género, masculinidad
hegemónica, sexualidad, familia y paternidad, violencia, y
educación.
Palabras clave: masculinidad, masculinidades, género, violencia.
Abstract
We present an analysis that aims to address the process of the
construction of masculinities making reference at the same time
to the specific situation in the society of Chihuahua with university
level data is presented. A description of the historical process,
psychology and masculinity, gender, hegemonic masculinity,
sexuality, family and parenthood, violence, and education is
included
Keywords: masculinity, masculinities, gender, violence.
Violence and other aspects of social construction - in Chihuahua -
of masculinities
GABRIELA GRIJALVA-JORDÁN1,2 Y JESÚS ROBLES-VILLA1
_________________________________
1 Universidad Autónoma de Chihuahua. Facultad de Contaduría y Administración. Circuito Universitario s/n, Campus Universitario II
Chihuahua, Chih., México. 31125. Tel. (614) 442-0000.
2 Dirección electrónica del autor de correspondencia: gabriela_gj@hotmail.com.
Recibido: Abril 28, 2015 Aceptado: Enero 27, 2016
Violencia y otros aspectos en la
construcción social - chihuahuense - de
masculinidades
Introducción
n gran parte del mundo se ha vivido una transformación respecto a lo "que son los
hombres", "cómo son", "cómo se espera que sean", identificando a este cambio
como la construcción de nuevas masculinidades. México está dentro de dicho
E
cambio, sin embargo, no de manera homogénea, como generalmente sucede en los cambios
sociales, que difícilmente son suaves, estables o parejos. De tal manera que hay expresiones
culturales e indicadores diversos que muestran que, ya sea por resistencia, subdesarrollo o
simple mantenimiento del estatus, los paradigmas y esquemas consolidados durante siglos
anteriores respecto a la masculinidad siguen teniendo vigencia en muchas de nuestras
sociedades, en diversas geografías o conviviendo en los mismos territorios.
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En el caso de Chihuahua, podemos
reconocerla como una sociedad marcadamente
convencional o tradicionalista. Es posible que
esta característica nos haya permitido conservar
valores y costumbres de antaño que siguen
enriqueciendo nuestra cultura. Pero también es
una realidad que la falta de un desarrollo social
acorde a las necesidades locales y globales
genera altos costos tanto en lo económico como
en lo cultural.
En mi desempeño como catedrática he
tenido la oportunidad de apreciar eventualmente
muestras de cambios en el pensamiento y
expresiones de mis alumnos y alumnas. Sin
embargo, están también presentes de manera
muy significativa rasgos que no corresponden
con la sociedad dialógica que deseamos
construir. De la misma manera, puedo decir que
en el ambiente laboral persisten expresiones
machistas en muchos de mis compañeros, así
como también hacia ellos presión y discrimi-
nación también desde esquemas de machismo.
Es preciso que la educación superior
asuma su responsabilidad y participe activa y
efectivamente en la generación de espacios de
reflexión, programas y actividades para el
desarrollo de competencias en relación con el
tema de género. La masculinidad es parte del
saber ser que hemos de plantearnos, e incluir
como parte importante en los ejes y contenidos
de estudio.
Proceso histórico
¿En qué momento se empezó a dudar y se
puso en tela de juicio «lo que son» los hombres?
¿Por qué se cuestiona a quienes pretenden ser
«más hombres»? A partir de los años setenta –
en Estados Unidos y Europa— y como efecto
de las acciones llevadas a cabo por las
feministas que permitieron que luego de las
interrogantes sobre lo femenino surgiera la
pregunta por lo masculino (Parrini, 1999). Desde
entonces, se llevan a cabo trabajos multi-
disciplinarios, conocidos como Estudios de la
masculinidad, que tienen como objetivo investigar
la construcción cultural y específica con/sobre/
los hombres como sujetos de estudio.
Se busca dar respuesta a la necesidad
política y científica respecto a cómo se configura
la masculinidad, dado que el hombre dejó de
ser representante general de la humanidad y
su experiencia se reconoció como específica
en cada contexto histórico y cultural (Minello,
2002). Ya en los noventa surgió la «revolución
teórica» haciendo énfasis en la problemática de
la masculinidad como parte de una historia
global marcada por la transformación (Minello,
2002). Desde entonces, los estudios de
masculinidad siguen desarrollándose en y
desde diferentes perspectivas: histórica,
antropológica, sociológica, psicológica y política,
para entender que no hay una, sino muchas
masculinidades (Conevyt, s.f.).
Psicología y masculinidad
Bonino (2000) considera que es necesario
realizar más trabajo respecto a la salud mental
masculina. Él plantea en una estructura con un
articulador ético que el «ser para sí» masculino
no puede aceptarse como «normal» desde una
reciprocidad de género, y a través de otro
articulador teórico-clínico, el estudio de la
subjetividad hegemónica masculina y sus
creencias matrices.
En el segundo articulador, dice el autor, a
su vez se encuentran dos ideologías, una del
individualismo de la modernidad, donde el ideal
del sujeto dice que «autosuficiente, que se hace
a sí mismo, racional y cultivador del
conocimiento, que puede hacer lo que le venga
en gana e imponer su voluntad y que puede
usar el poder para conservar sus derechos», y
en la segunda ideología se encuentra al individuo
en una «satanización/eliminación» del otro, otra,
distinto, distinta.
Con base en lo anterior, las patologías
(Bonino, 2000) incluyen trastornos en relación
con el fracaso, autosuficiencia, poder, violencia,
sexualidad, autoridad, restricción emocional, todo
ello con la necesidad de ser estudiado y resuelto
con un enfoque que deje de invisibilizar este lado
de la salud masculina y deje de considerar que
la «anormalidad» corresponde a lo femenino.
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Género
Analizar la masculinidad desde el género
nos permite primero dejar de pensar en lo relativo
a los hombres como algo «natural» y entender
que forma parte de sus realidades porque, de
una u otra forma, entre cultura e individuo así lo
conforman.
Tomando el enfoque de la antropología,
tenemos cuatro formas para definir el concepto
de masculinidad (Gutmann, 1998); una,
cualquier cosa que los hombres piensen y
hagan; dos, todo lo que los hombres piensan y
hacen para ser hombres; tres, lo que los
hombres hacen para ser más hombres; y
cuatro, todo lo que no sean las mujeres.
Gutmann (1998) también menciona que en los
estudios antropológicos de los últimos años, los
enfoques y conclusiones difieren en algunos
aspectos, pero coinciden en plantear
interrogantes particulares a los contextos
históricos específicos de lo que reconoce como
proceso de transformaciones sociales de
género, lo cual confirma que no se puede hablar
de un concepto de masculinidad uniforme o
general para todos los hombres.
Por su parte, Guevara (2008) sostiene,
desde un enfoque social de género, que los
patrones de conducta masculinos «no
obedecen a atributos individuales porque éstos
sólo existen en el nivel colectivo en la medida
en que son definidos y sostenidos por las
instituciones». La misma autora afirma que la
masculinidad adquiere existencia cuando la
persona actúa.
Respecto al desempeño que los hombres
llevan a cabo, Hardy y Jiménez (2001) dicen que
es necesaria la comprensión respecto a las
normas actuales y las posibles ventajas que les
otorguen a los hombres en cuanto al uso del
poder, ya que ello puede significar que queden
atrapados en estereotipos patriarcales.
Y tal y como se plantea desde diversas
instituciones y organizaciones «es difícil que
algún hombre llegue a cumplir con todas esas
exigencias» (Conevyt, s.f.) haciendo referencia
al modelo masculino en el cual se encuentran
todas las expectativas sociales, promoviendo
así, desde la perspectiva del género, que cada
hombre decida sobre los patrones de conducta
que su medio le imponga o su preferencia a vivir
con otros esquemas que él decida.
Masculinidad hegemónica
A partir del concepto de hegemonía, que
tiene que ver con dinámica social, se define a
la masculinidad hegemónica como una práctica
que, por una parte, legitima al patriarcado y
garantiza la posición dominante de los hombres
y la subordinación de las mujeres (Connel,
1995). Este autor menciona que para tales
efectos se cuenta con lo mostrado en el cine,
personajes y figuras de fantasía, y explica
también que esta estrategia del patriarcado
puede cambiar construyéndose nuevas
hegemonías con nuevas soluciones.
En Latinoamérica también se ha estudiado
el proceso de la masculinidad hegemónica,
encontrándose como características de lo que
«un hombre debe ser: activo, jefe de hogar,
proveedor, responsable, autónomo, fuerte, no
tener miedo, no expresar emociones», así
como el deber de estar enfocado al trabajo y
ser heterosexual (Parrini, 1999).
Sexualidad
La relación de masculinidad con la
sexualidad es obvia, puesto que parte de la
diferenciación de sexo entre hombres y
mujeres. Relacionando además la masculinidad
con el modelo hegemónico ya mencionado, y a
partir del cual se considera la heterosexualidad
como característica obligatoria, está también
que el fin de la masculinidad en este sentido es
la conformación de una familia y el ejercicio de
la paternidad, es decir, que relacionando
hombre-patriarcado-sexualidad también se
agregaría familia-paternidad (Parrini, 1999)
aunque pasando por diferentes etapas donde
se da un momento de «probación» de la
hombría a través del ejercicio de la sexualidad
con el mayor número posible de mujeres o bien
con el éxito comprobado de una u otra forma.
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En cuanto a la homesexualidad, se dice que
ésta «ocupa un lugar marginado por las
concepciones que imperan desde el poder»
(Cruz, s.f.) y en tanto a las relaciones de poder
que se dan en el patriarcado. Claro está que
esto se ha modificado en las últimas décadas y
a partir de la búsqueda del diálogo entre grupos
de minorías no escuchadas antes, así como los
estudios lésbicos/gays. Se han agregado
también temas desde el transexualismo y
bisexualidad que cuestionan la cuestión del
deseo, del matrimonio y otros aspectos de la
vida cotidiana de los hombres, analizándose de
manera muy particular el problema de la
homofobia, encontrando que ésta tiene que ver
más con temores a la diferencia que con la
sexualidad como anormalidad.
A partir de la sexualidad, de su
comprensión, aceptación y entendimiento, se
desprenden otras dinámicas sumamente
importantes, como las adecuaciones en
derechos humanos, derechos de las parejas y
familia, así como sus respectivas legislaciones.
Familia y paternidad
En la dinámica múltiple de masculinidad,
género, hegemonía, sexualidad, familia y
paternidad, el factor común ha sido la
transformación de esquemas, paradigmas y
relaciones. En un lado del proceso está la
familia como dimensión, donde se garantiza la
permanencia del esquema de masculinidad
hegemónica, donde se proyectan las
características de los hombres tanto como jefes
de familia como hijos, hermanos y demás
masculinos. En ello interviene además un
proceso de discriminación y dominación
simbólicas a través de la percepción,
apreciación y acción, donde los «dominados/
as adoptan para sí mismos/as un punto de vista
idéntico al del dominador y contribuyen, de esa
manera, a su propia dominación, a veces sin
saberlo y otras a pesar suyo» (Guevara, 2008).
Cabe señalar que la dinámica familiar ha
ido y sigue cambiando casi de manera
constante en un sentido donde se busca
mayormente igualitaria, donde es posible que
el factor de mayor impacto haya sido la
participación de la mujer en actividades
extradomésticas (Landero, 2003).
Violencia
Al hablar sobre masculinidad y violencia,
puede identificarse primero su relación con la
sexualidad y la estigmatización y discriminación
– a lo no heterosexual - como violencia
estructural desde el modelo de sexualidad
dominante (Cruz, s.f.) y como homofobia o
ejercicio de poder hacia quienes no se ajustan
a dicho modelo.
En cuanto a la violencia masculina, ésta ha
estado sustentada por legitimaciones culturales
desde las construcciones sociales de género
(Oxfam, 2010) «la violencia se convierte en un
instrumento para controlar, dominar e imponer
la voluntad del hombre sobre la mujer,
generalmente víctima».
Otro tipo de violencia es el identificado
como violencia intrafamiliar y como parte de ésta
se incluye el problema en gran parte del mundo
y particularmente en Latinoamérica y México
con el aumento de hijos registrados sin padre,
esto como muestra de una falta de compromiso
económico, moral y emocional y como indicador
de violencia intrafamiliar ejercida por el hombre.
Educación
Se han realizado estudios de diferentes
aspectos en torno a la masculinidad
hegemónica en estudiantes adolescentes,
cuyos resultados muestran que las normas
están cambiando y que hay la apertura a otras
formas de ser hombre (Vázquez y Chávez,
2006). Se sigue encontrando que los hombres
cuestionan el modelo hegemónico de
masculinidad y se busca dar respuesta, por
parte de instituciones educativas, con
propuestas concretas, como actos
comunicativos que favorezcan relaciones
igualitarias y la erradicación de problemáticas
como la violencia de género (Peña y Ríos,
2011).
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Han surgido además instituciones
especializadas en los estudios que incluyen las
masculinidades, teniendo como objetivos
concretos tanto la equidad entre hombres y
mujeres como la investigación en masculinidad,
como el Instituto Wem en Costa Rica1, que es
una asociación sin fines de lucro para la acción,
educación e investigación de la masculinidad,
pareja y sexualidad, así como la asociación civil
Hombres por la Equidad en México2, que tiene
como misión investigar, diseñar y contribuir a la
eliminación de la violencia de género,
cuestionando las visiones tradicionales de la
masculinidad y promoviendo políticas públicas
con perspectiva de género, ofreciendo además
talleres y cursos en línea.
Masculinidad y género en
Chihuahua
Tal como lo mencioné en la introducción,
mi percepción a través de los años que tengo
de experiencia como docente universitaria en
relación con mis alumnos y en relación con el
ambiente laboral, así como desde mi
perspectiva como alumna del doctorado en
Administración, considero urgente que las
instituciones universitarias en la ciudad y el
estado de Chihuahua participen de manera más
directa en la construcciones de nuevas
masculinidades, acordes a las necesidades
actuales tanto locales como globales.
A partir de una indagación del tema de
género y masculinidad en un grupo focal con
12 alumnas y alumnos de segundo semestre
de diversas licenciaturas se recopilaron las
siguientes afirmaciones:
«yo, como hombre, soy tan capaz como tú
para cuidar un bebé; sí, además de cambiarlo y
todo eso, puedo también dormirlo y hasta
apapacharlo, claro que sí», «las mujeres son
las más indicadas para educar a los hijos»
«para cuidar al bebé hombres y mujeres pueden
ser buenos» «a mí no me importaría que mi
1 Instituto Wem. http://www.institutowemcr.org/que_es/index.htm
2 Hombres por la Equidad, A.C. http://www.hombresporlaequidad.org.mx/nosotros.php
esposa ganara más que yo», «está bien que
ellas ganen bien, pero uno debe de aportar lo
principal o lo suficiente para los gastos más
grandes como la compra de la casa», «de
preferencia sí me gustaría ganar más que ella
porque es la obligación del hombre dar lo que
se necesite»
Fue muy significativo para mí constatar la
diversidad de opiniones aún y siendo un grupo
pequeño, así como comprobar lo fuerte que
siguen estando algunos paradigmas
tradicionales.
También quiero referirme a un panel
realizado hace aproximadamente un año, con
especialistas invitados para hablar del tema de
género; en este ejercicio participaron un médico
ginecólogo, una psicóloga, directora de una
asociación civil muy involucrada en el tema de
género, una profesionista con participación
política y un ministro evangélico. El resultado
de la actividad fue muy bueno, la asistencia al
foro fue un lleno total y la participación del público
fue muy activa. Pudimos observar – y registrar
en el informe y evaluación – que la necesidad
de información sobre los temas tratados en
relación con el género (sexualidad, política,
salud y espiritualidad), es muy significativa, y
así lo expresaron textualmente los asistentes,
solicitando una segunda realización del panel o
algún tipo de seguimiento. En cuanto a las
preguntas de los asistentes y observaciones del
grupo organizador, se destacó el rechazo a la
perspectiva del ministro, y la aceptación y
apreciación de la información referida tanto por
el médico como por la psicóloga. Todo ello
confirmó mi propia percepción sobre el cambio
en los valores de los y las estudiantes, así como
de la necesidad de espacios y programas de
estudio sobre los temas tratados.
Recientemente apliqué una encuesta a 100
alumnos y alumnas sobre todas aquellas ideas
que consideraran en relación con la
masculinidad, y las respuestas incluyeron lo
siguiente (Cuadro 1):
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.dadiuqe,sanilucsamrevaícahsalserejum
Cuadro 1. Ideas de hombres y mujeres en relación con la
masculinidad.
Las respuestas quedaron agrupadas en
clasificaciones según semejanzas en la
información. Puede notarse en las respuestas
de las mujeres que agregaron más información
en las clasificaciones hechas y respecto a un
cambio o transformación en sus apreciaciones,
utilizando concretamente la palabra «antes»;
igualmente, mientras que ellos sólo incluyeron
«padre», ellas mencionaron «hijo, hermano,
abuelo, nieto, hermanos, novio». Lo más
significativo me parece que es lo relacionado
con contenidos de violencia como
«discriminación, control, imposición». El
ejercicio indagatorio fue un acercamiento muy
breve, pero que puede ser un indicador respecto
al cambio que se está dando y que en este caso,
mostró mayor significancia en las respuestas
de las mujeres.
Respecto al ambiente académico en el cual
me relaciono como alumna del programa de
doctorado, puedo decir que es bastante
frecuente que se den comentarios en torno al
género como por ejemplo: «la desintegración
social es debida a tantos hogares sin jefe de
familia», «ya no hay desigualdad entre hombres
y mujeres», «las feministas quieren que
seamos iguales pero no lo somos», «yo no
entiendo a esas señoras (de ONG y feministas)
que alegan y nos acusan a todos por lo que
supuestamente no tienen», y otras expresiones
parecidas, provenientes tanto de compañeros
con grado académico de maestría como por
parte de los guías y asesores con grado
académico de doctorado, lo cual indica que aún
y contando con una educación formal a nivel de
posgrado no se ha llevado a cabo un proceso
de aprendizaje, que por una parte les permita
apreciar las perspectivas de la masculinidad de
ellos mismos, de otros y de otras, así como
también conocer y argumentar respecto a la
equidad de género con mayor concordancia a
las demandas locales, nacionales y globales.
Conclusiones
De acuerdo con lo expuesto, queda por
revisar el papel de las universidades en
Chihuahua, tanto en su función como
educadoras de jóvenes hombres y mujeres, así
como institución conformada por hombres y
mujeres de ciencia, que al estar comprometidos
con el desarrollo social impactan de manera
altamente significativa en la construcción de
nuevas masculinidades de nuestra sociedad
mexicana con efectos además en la realidad
global.
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Considero que la visión que compartimos
para alcanzar mejores condiciones de bienestar
para todos y todas será posible en la medida
en que nuestra labor como profesionales,
investigadores y educadores responda más
efectivamente a las demandas de la época que
vivimos.
Literatura Citada
BONINO, L. 2000. Varones, género y salud mental: deconstruyendo
la «normalidad» masculina. Capítulo III en Nuevas
Masculinidades de Marta Segarra y Ángels Carabí. Ed. Icaria:
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Este artículo es citado así:
Grijalva-Jordán, G. y J. Robles-Villa. 2015. Violencia y otros aspectos en la construcción social - chihuahuense - de
masculinidades. TECNOCIENCIA Chihuahua 9(2): 84-90.
GABRIELA GRIJALVA-JORDÁN Y JESÚS ROBLES-VILLA: Violencia y otros aspectos en la construcción social - chihuahuense -
de masculinidades
Resumen curricular del autor y coautores
GABRIELA GRIJALVA JORDÁN. Terminó su licenciatura en 1984, año en que le fue otorgado el título de Licenciado en Pedagogía por la Escuela
Superior de Pedagogía. Realizó su posgrado obteniendo el grado de Maestra en Desarrollo Humano y Valores en 2012 por el Instituto
Agustín Palacios Escudero (IAPE) y es alumna del Doctorado en Administración desde el 2014, realizando un proyecto de investigación
en el Cuarto Sector. Se desempeñó en diversas áreas pedagógicas de educación básica durante más de 10 años y desde 1995 ha
laborado en universidades privadas en la ciudad de Chihuahua como catedrática en carreras administrativas y de áreas humanistas
tanto en nivel de licenciatura como de maestría y en la Facultad de Contaduría de la UACH desde 2013. Sus áreas de especialización
son los estudios de género, así como el desarrollo social a través de organizaciones de la sociedad civil. Ha dirigido 2 publicaciones
impresas en materia de género y 1 digital del mismo tema. Es directora general de la asociación civil Emma Catalina, A.C.
JESÚS ROBLES VILLA. Terminó su licenciatura en 1968, año en que le fue otorgado el título de Contador Público por la Universidad
Autónoma de Chihuahua (UACH). Obtuvo el título de Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de México (UNAM) en 1997.
Realizó su posgrado obteniendo el grado de Maestro en Administración en 1972 por el Instituto de Estudios Superiores de Monterrey
(ITESM) y el grado de Doctor en Administración por la Universidad Autónoma de Chihuahua en 2008. Desde 1969 labora en la Facultad
de Contaduría de la UACH y posee la categoría de Académico Titular C. Su área de especialización es la investigación en administración
y específicamente en el combate a la corrupción. Es autor de más de 20 artículos especializados en investigación sobre la administración,
más de 20 ponencias en congresos científicos de la administración, 4 capítulos de libros de temas relacionados con la administración;
ha arbitrado más de 20 ponencias y artículos que se han publicado en diversos órganos de difusión de las ciencias de la administración,
además ha impartido más de 20 conferencias por invitación.