Es claro que si las políticas científicas de México,
sean de tipo social o natural, presentan fallas, entonces
debe corregirse lo que así se requiera, pero también
mantener lo que ha mostrado ser factible y
enriquecedor. El Estado mexicano, como organismo
rector de las políticas científicas, ha tenido errores,
pero también aciertos. Quizás entre los mayores
errores está el de establecer y seguir una política
científica sexenal, deficiente en sus objetivos, pobre
en su financiamiento en general, y escasa en la
creación de nuevos puestos para absorber a recién
postgraduados. Por el contrario, uno de los mayores
aciertos del gobierno mexicano en la política científica
ha sido el otorgamiento de un número importante de
apoyos en forma de becas de manutención o de pago
de colegiatura para los estudiantes mexicanos de
postgrado, que en diferentes instituciones nacionales
o del extranjero, hacen investigación en áreas por
demás prioritarias para el país; tal es el caso de las
ciencias naturales, e.g. Física, Química, Biotecnología,
Ciencias de la salud, Ingeniería ambiental, Ecología,
Energías renovables, entre otras (CONACYT, 2019).
En este sentido, vale la pena preguntarse si
nuestros jóvenes han recibido la orientación
vocacional necesaria para elegir, de entre las opciones
de preparación académica, aquella donde podrán
explotar de mejor manera sus talentos, satisfacer sus
inquietudes intelectuales y por supuesto, cubrir sus
necesidades económicas inmediatas. En este escrito
se analiza la factibilidad y los retos de estudiar en
México un postgrado en ciencias naturales, cuando
los cambios políticos recientes parecen conducir a la
ciencia mexicana hacia el estancamiento.
Retos y oportunidades de los
postgrados y de los postgraduados
mexicanos en ciencias naturales
El postgrado en cualquiera de las áreas de las
ciencias naturales es una carrera larga y, por supuesto,
demandante; es de suponer que lo mismo ocurre en
los postgrados de las ciencias sociales. En caso de que
el estudiante de postgrado sea recipiente de una de las
becas de manutención otorgadas por cualquiera de
las instancias del gobierno mexicano, el postgraduado
se embarcará en actividades académicas y experimen-
tales que implicarán periodos cuyo tiempo mínimo
será de cinco años, si se realiza un doctorado directo,
dos años si se opta por una maestría, y de cuatro años
si se ingresa al doctorado después de la maestría
(CONACYT, 2019). Una vez enrolado en el programa
de postgrado, es deseable que el estudiante disfrute las
actividades académicas y experimentales que realiza,
no hay peor error que involucrarse en actividades
que generan insatisfacción y frustración. Cabe
mencionar que dichas sensaciones son comunes en
la actividad creativa de la ciencia. Ejemplos de cómo
lidiar con esas situaciones pueden encontrarse en los
escritos de Halford (2018) y de Jacob (2018), que,
aunque no son casos de nuestro país, sí son
situaciones que el estudiante de postgrado puede
enfrentar con mayor frecuencia de lo que supone.
Enfrentar el postgrado, por sí mismo, requiere
tenacidad y perseverancia para no abandonar el
objetivo a la mitad del camino.
La consecución del postgrado en ciencias
naturales otorgará nuevas habilidades en la frontera
del conocimiento al recién postgraduado, de quien
también se espera que haya incrementado su capa-
cidad de creación, conducción, análisis y resolución
en los ámbitos de su especialidad, pero que además se
haya capacitado en el uso de las metodologías de
frontera de su área de estudio. La conclusión exitosa
del postgrado conlleva la posibilidad de que el
postgraduado obtenga mejores oportunidades de
trabajo y, si lo desea, también la posibilidad de extender
su vida laboral, la cual podría realizar en México o en
el extranjero. Como postgraduado en ciencias
naturales, dependiendo del tema de trabajo, se abrirá
la posibilidad de realizar estancias en universidades o
instituciones de investigación del más alto prestigio
en el país o en el extranjero. Acorde con dichas
posibilidades, el postgraduado podrá publicar sus
resultados en revistas especializadas y, conforme su
carrera de investigador o académica se consolide,
vendrá el reconocimiento social por su obra
(Orientación Universia, 2018; Posgrado y Educación
Continua, 2019).
Una vez graduado de maestría o de doctorado,
una de las realidades que en México enfrentan los
egresados de tales niveles, y más aún los postdoctoran-
tes, es el limitado número de vacantes que se ofertan,
por lo tanto, un alto número de solicitantes pueden no
obtener una posición en el corto plazo. Por dicha