El río San Pedro arrastra cantidades considerables
de grava y arena durante la época de lluvias. En las
últimas décadas, el cauce del río se ha alterado por la
extracción de dicho material pétreo, tala ilegal, así
como por acciones encaminadas a prevenir daños por
las inundaciones, tales como ampliación del cauce y
levantamiento de bordos (Martín Parga, comunicación
personal).
El humedal y sitio Ramsar 2047 se compone de
aproximadamente 15 kilómetros lineales de río y tiene
un área de recarga de 374 hectáreas (Figura 1). El
humedal está rodeado de zonas agrícolas donde se
cultiva principalmente alfalfa, chile, cebolla y nogal.
Aunque los retornos de irrigación se descargan por
medio de canales de desagüe aguas abajo del humedal,
algunos desechos agrícolas se integran al río por
escorrentías.
Una función importante de este humedal es
contribuir a la restauración del río San Pedro, el cual
se reporta como contaminado (Gutiérrez et al. 2008;
De la Maza Benignos, 2009). El humedal recibe cinco
descargas de agua tanto pluvial como residual dentro
del tramo de 5 km estudiado. A siete años de su
designación Ramsar y de haberse modificado el flujo
en este segmento del río, plantas acuáticas,
subacuáticas y riparias se han ido restableciendo en
sus márgenes y en su cauce. Durante su travesía, el
agua cambia de turbia a clara y se convierte en sitio
de reunión para más de cien especies de aves
(Mondaca-Fernández et al. 2017).
Para este estudio se recolectaron muestras de
plantas acuáticas y subacuáticas en tres recorridos
(julio 2017, noviembre 2018, y enero 2019) en cinco
transectos de muestreo alineados perpendiculares al
cauce del río a lo largo de la franja riparia, siguiendo el
método de línea intercepto (González et al. 1999).
Durante estos recorridos se identificaron también las
especies de árboles y arbustos colindantes al transecto.
En el laboratorio, las muestras de plantas
acuáticas y subacuáticas recolectadas se secaron en
una prensa de papel y se identificaron utilizando ITIS
(ITIS 2017), Naturalista CONABIO; www.naturalista.mx,
Herbario CONABIO www.conabio.gob.mx/otros/cgi-
bin/herbario.cgi, Herbario JBB de Bogotá http://
colecciones.jbb.gov.co/herbario/especimen/simple,
Global Invasive Species Database www.iucngisd.org/
gisd/, Red de Herbarios del Noreste de México.
http://herbanwmex.net/portal/index.php, y Guía
Ilustrada de Campo, Plantas Indicadoras de Humedales
(Lot et al., 2015).
Una vez identificadas, se determinó su origen,
esto es, si son endémicas de la zona, si son consideradas
invasoras, y su utilidad al humedal; por ejemplo, su
capacidad para depurar contaminantes, combatir la
erosión del suelo, y proporcionar hábitat. Para esta
información se consultaron las bases de datos
mencionadas arriba.
Las plantas acuáticas y subacuáticas que crecen
en el humedal se reportan en el Cuadro 1 y los árboles
y arbustos de la franja riparia en el Cuadro 2.
Las especies acuáticas y subacuáticas identi-
ficadas en este estudio concuerdan con las reportadas
por Valerio-Villaseñor y Carreón-Hernández (2014),
son en su mayoría nativas y resistentes, y parecen
estar llevando a cabo sus funciones depuradoras con
éxito. Sin embargo, es de esperar que las descargas
contaminantes y la irregularidad con la que se
descargan esté afectando el establecimiento de la
vegetación en forma negativa.
De las veinte especies identificadas, tres son
invasoras: Arundo donax (carrizo), Nicotiana glauca
(cornetón) y Tamarix gallica (pinabete de sal), y
como tales podrían desplazar a especies nativas, con
consecuencias perjudiciales al entorno (Valerio-
Villaseñor y Carreón-Hernández 2014). Estas especies
invasoras, sin embargo, son benéficas al humedal en
otros aspectos. Por ejemplo, Tamarix gallica es un
árbol resistente a variaciones en la salinidad del agua
y cambios de temperatura, y provee hábitat a la fauna
silvestre, mientras de las raíces fibrosas de Arundo
donax y las bacterias que allí abundan, filtran en forma
efectiva contaminantes tanto disueltos como
suspendidos (Lot et al., 2015).
El aspecto saludable de las especies arbóreas que
pueblan la zona riparia indica un relativo éxito en su
asentamiento, y por ende en sus funciones ecológicas,
a pesar de los problemas de tala y modificación al
entorno que enfrentan. Sin embargo, más estudios son
necesarios para determinar las estrategias de manejo
del humedal que garanticen su conservación en forma
sostenida.