Introducción
orteamérica es el principal consumidor y comprador de arándanos, así como líder
en la producción mundial de esta frutilla (Mesa, 2015), con una producción interna
que alcanza las 95 mil toneladas equivalentes al 49.4% del total producido a nivel
mundial (Lonza, 2007).
En México, el mercado del arándano es relativa-
mente nuevo, sin embargo, se está convirtiendo en un
actor importante de la producción mundial puesto que
cuenta con grandes ventajas comparativas y
competitivas como son menores costos de logística,
cercanía con los mercados de exportación,
condiciones de suelo y clima óptimos para cultivo,
así como época de producción en los meses de altos
precios de noviembre-marzo (SAGARPA, 2012;
Bascopé, 2013). Las frutillas como el arándano
resultan sensibles a una inadecuada fertilización, por
lo que para alcanzar y mantener una nutrición
balanceada se pueden utilizar varios métodos de
diagnóstico que pueden ser directos o indirectos;
entre los métodos directos el más usado es el
diagnóstico químico, que dispone de varias
herramientas como el análisis foliar o de tejidos que
permite evaluar la concentración y contenido de
nutrientes durante el ciclo del cultivo de manera más
precisa (Moreno et al., 2003).
El conocimiento de la composición mineral del
follaje es de vital importancia en el crecimiento del
arándano, ya que cada nutriente presenta una
estacionalidad diferente, por lo que representa un
indicador del grado de absorción, utilización,
redistribución interna y de extracción de nutrimentos,
de ahí que la determinación de la concentración en
diferentes órganos de la planta sirva como referencia
para la programación de la fertilización (Hernández,
2014). Ante esto, es imperante la generación de
estándares nutricionales propios de cada región, para
ello se dispone de la metodología del Diagnóstico
Diferencial Integrado (DDI) cuyo fundamento
fisiológico se basa en los mecanismos de la cinética
enzimática, los principios del catabolismo y la síntesis
de los compuestos fosfatados ricos en energía (Soto
et al., 2003).
Materiales y métodos
El estudio se realizó en los municipios de
Cuauhtémoc, seccional Anáhuac, Guerrero, seccional
La Junta y Santa Isabel, del estado de Chihuahua,
México, durante los ciclos de producción 2016-2017.
En cada área se seleccionaron cinco cultivares: ‘Biloxi’,
‘Duke’, ‘Elliot’, ‘Blue Rey’ y ‘Sharp Blue’, representativos
del área a muestrear. Dentro de cada zona se
seleccionaron 40 plantas distribuidas lo más posible
en un área representativa, siendo «sanos nutricional-
mente» [considerados como el ideal dentro de un
huerto, es decir, con alta densidad y uniformidad de
cosecha, plantas vigorosas y de una buena estructura
y tamaño de hoja, con abundante follaje de color verde
intenso y sin presentar sintomatología de desbalances
nutricionales (DN) y/o fisiológicos (DF)]. En cada una
de las plantas sanas que se seleccionaron, se realizó el
muestreo en el mes de junio, en la etapa de desarrollo
vegetativo, en hojas recientemente maduras del tercio
medio de la planta. Se determinó Nitrógeno total (Nt)
(Micro Kjeldahl), Fósforo (P) Meta vanadato y
colorimetría, Potasio (K), Calcio (Ca), Magnesio (Mg),
Cobre (Cu), Fierro (Fe), Manganeso (Mn), Zinc (Zn)
(Mezcla Digestora Triácida y Espectrofotometría de
Absorción Atómica).
Con los datos se obtuvieron las concentraciones
de Nt, P, K, Ca, Mg, Cu, Fe, Mn y Zn; y relación de cationes
(Ca+Mg)/K, Ca/(K+Mg), Mg/(K+Ca), Ca/Mg y K/Mg)
analizados para cada variedad, obteniéndose nueve
niveles, valores o concentraciones nutricionales:
Deficiente (D), Muy bajo (mB), Bajo (B), Medianamente
bajo (MB), Suficiente(S), Medianamente alto(MA), Alto
(A), Muy alto (mA) y Exceso (E); definidos como los
nueve posibles rangos en los que pueden estar los
nutrientes en una planta, relacionados con el
crecimiento relativo o la producción del cultivo
(Uvalle-Bueno, 1995).