pero en el proceso de escritura se convirtió en una autobiogra-
fía que no quería escribir. Una frase del final de la historia “De-
bes admitirlo, escritor, lo que dices es una historia acreditable”
muestra aún más la Meta Ficción (Powers, 1995: 318).
Desde el contenido de la historia y su tema, esta novela
también refleja la fusión del realismo con el postmodernismo.
El protagonista, Rick, embraza una esperanza divina para in-
tentar salvar la sociedad actual estadounidense, se esfuerza
en evitar la frialdad e inhumanidad. Se enfrenta contra un ro-
bot controlado por una súper computadora, pero aun así le ve
como una persona y no un robot. Él le explica conocimiento de
literatura: “Le conté historias de esclavos, las fabulas de Eso-
po y La Fontaine, Peter y Mallory, Mother Goose, Ramayana,
versión de cuento infantil de Pilgrim’s Progress, Hans Chris-
tian Andersen y The Brothers Grimm” (Powers, 1995: 172).
También intentó confiarle al robot el conocimiento humano,
género, conocimiento de las etnias, roles de la sociedad. Al fi-
nal, pudo triunfar: cuando discutía con el robot Adventures of
Huckleberry Finn, el robot se comienza a preguntar a sí mis-
mo a que etnia pertenecía. Cuando comienzan a hablar sobre
Ralph Ellison y Richard Wright, el robot ya estaba demasiado
insatisfecho con los clásicos literarios tan distante de política,
economía, historia de los humanos, y podía comprender que
les faltaba algo, dijo que sus obras “no tenían sentido” (Powers,
1995: 312).
Cuando el robot comprendió que la sociedad humana esta-
ba llena de maldad e inequidad, decidió alertar a la sociedad a
través de su muerte y obtener su redención. Estas escenas con-
tienen un profundo y tradicional realismo con estilo de novela
deprimente de mujer, especialmente en la muerte del robot.
Sobre esto, Jane Tompkins en un escrito llamado “Sentimental
Power” escribió: “para poder salvar a la sociedad tan corrupta
y grande, ellas tan puras decidieron morir para demostrar que
eran más poderosas que esa sociedad.” (Tompkins, 1985). Pero
esto es solo una cara de la novela, sobre la percepción realista
de Rick, el escritor hizo una crítica postmodernista basándose
en otro personaje A: “¡Eres completamente autoindulgente!”
(Powers, 1995: 316). ¿Pueden los clásicos occidentales repre-
sentar “La Humanidad? ¿Una esencia común? Ves una cerca
en el prado como la esencia de todo este mundo” (Powers,
1995: 286).
Cuando Rick trata de manera dogmática al robot como un
personaje femenino y juega el papel del hombre que la pro-
tege, pensó en Frankenstein, en donde el autor se percató de
que moldeó el papel de la sociedad. Al momento de pensar
que el hombre siempre supera la capacidad de cognición del
robot, que el conocimiento del robot jamás superaría al del
hombre, el protagonista también se pone a reflexionar: “Inclu-
so ya no puedo seguir hablando sobre “saber” algo, la cogni-
ción no puede tolerar su propia descripción, justo como la vida
no te puede dar una oportunidad para ver tu propio funeral.”
(Powers, 1995: 217). Similar a ello, a través de una interminable
reflexión y cuestionamiento del postmodernismo hacia el rea-
lismo, el escritor llegó al objetivo de “explicar” su novela.
En “Plowing the dark”, el escritor criticó una nueva técnica
del ser humano, simular la realidad. En la historia, una persona
que nunca ha visto una computadora, walkman o incluso la te-
levisión, un artista humanista que no entiende nada sobre las
técnicas modernas, Adie Klarpole, se percató de que depender
de la “creatividad” es cada vez más difícil de ganarse la vida en
la sociedad de Nueva York, donde “copiar” lo reina todo, por lo
que cambia su intención original, consigue un empleo en un
laboratorio que se especializa en simular la realidad. Ahí los
empleados intentan hacerle aceptar la apreciación del post-
modernismo: “Asistido por software, las cosas y su descripción
son una misma.” (Powers, 2000). La religión y las creencias de
estos empleados tienen algo en común, todos “ven lo abstracto
como algo “verdadero” y hacen menos la importancia de las
cosas reales.” (Hayles, 1999). A Adie le gustó alguna vez este
tipo de imitación en su trabajo, pero al darse cuenta que el de-
sarrollo de la técnica de simulación era para lucrar, especial-
mente para el uso de entrenamientos militares, su ideal huma-
nista recibió un gran choque, comenzó a perder productividad
en su trabajo y planeó destruir esta técnica.
Algo paralelo a lo anterior es otra historia de la novela. Tai-
mur Martin es un profesor estadounidense, cuando enseña-
ba en Beruit, tuvo la desgracia de ser secuestrado en Líbano
y metido en una prisión del tamaño igual que el de Adie en el
laboratorio. Dentro de su impotencia, Taimur depende de su
imaginación para pasar los días, esto también al igual que la
simulación de realidad de Adie (es como decir que varios ca-
minos que regresan al mismo sitio).
Después de experimentar un poco de “felicidad” de esa
imaginación, comenzó a sufrir torrencialmente, esperanzaba
libertad y el mundo exterior. Al final deseaba suicidarse para
librarse de sus restricciones, esto al igual que la pérdida de
productividad en el trabajo de Adie, llega a donde mismo. En
esta comparación paralela, el lector puede ver claramente la
crítica de la “imagen de espejo” postmoderna del escritor. Al
final de la novela, Adie se aleja del laboratorio para buscar una
nueva vida, Taimur fue liberado un año después, mostrando
así la elección entre la apreciación del realismo y la del post-
modernismo del escritor: en la sociedad postmodernista, las
personas sostendrán un realismo humanista de igual manera.
La postura del escritor se corresponde con la crítica de Jean
Baudrillard: “La imagen virtual, el tiempo virtual (tiempo real),
la música virtual (alta fidelidad), el sexo virtual (los eróticos
cuadros o imágenes), el razonamiento virtual (inteligencia ar-
tificial), el idioma virtual (idioma digital) y cuerpo virtual (ge-
nes hereditarios y cromosomas). La inteligencia artificial sin
cuidado cayó en un muy alto nivel de claridad, en el fanatismo
malinterpretado de datos y cálculos, éste fenómeno muestra
únicamente que es algo sobre las fantasías del pensamiento”.
(Baudrillard, 2000). Se debe resaltar que la apreciación de la
novela de este escritor no es totalmente realista, pues después
de pasar por el bautismo del postmodernismo, lo “real” de