LOS SUPUESTOS FILOSÓFICOS DE LA PROSPERIDAD COMPARTIDA
oportunidades educativas y el aprendizaje continuo, entre otras (Phillips, 2005, p. 550). Posteriormente,
en el año de 1999, el presidente William Clinton, en un discurso dirigido a los Gobernadores del Grupo
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, enfatizó la esperanza de comenzar el nuevo milenio
bajo “la oportunidad de formar parte de una prosperidad ampliamente compartida, en que todos puedan
hacer realidad sus posibilidades.” (Clinton, 1999, p. 2). Aunque la idea general de la prosperidad
compartida todavía no era clara en ese entonces, ya se encontraba en un escenario político de relevancia.
Un poco más tarde, mientras la idea de la prosperidad compartida comenzaba a presentarse en
diversos países, Kaushik Basu, realizó en el año 2000 una propuesta específica respecto a la medición de
la prosperidad compartida. Basu, quien ha sido un destacado académico y economista dentro de la
organización del Banco Mundial, afirmó que la idea filosófica de Rawls, respecto al enfoque en el sector
más desfavorecido de la población, es totalmente necesaria para el desarrollo económico mundial. Sin
embargo, si esta idea no es llevada a números concretos, sería difícil de aplicar, pues existen dificultades
para identificar quiénes se encuentran en este sector. Con base en lo anterior, Basu plantea que las
políticas deberían orientarse específicamente al 20% más pobre de la población (Ferreira et al., 2018).
Posteriormente esta idea del 20% se unirá a la propuesta original de McNamara, para establecer el
porcentaje actual, correspondiente al 40%.
Estados Unidos no fue el único país en donde se empezó a popularizar el término. En el año 2001,
el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, realizó la primera visita de Estado de su mandato,
a México. A raíz de esta visita, se mencionó el tema de la prosperidad compartida. El entonces Secretario
de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda, propuso diversos ejes de acción para la política exterior de
México, dentro de los cuales señaló que las bases para una nueva etapa en las relaciones entre ambos
países deberían de darse en aras de una prosperidad compartida (Castañeda, 2001).
Sin embargo, es hasta el año 2005 cuando aparece una de las primeras investigaciones académicas
más amplias y rigurosas respecto a la prosperidad compartida, titulada Toward an Intellectual and
Theoretical Foundation for ‘Shared Prosperity’, realizada por Fred Phillips (2005). En este artículo se
establece que la prosperidad compartida es un enfoque que no se limita a la simple distribución
económica, sino que abarca un marco más amplio, alejándose de la concepción tradicional de la economía
política. Sin embargo, también se señala que la falta de datos estructurados y métricas adecuadas puede
dificultar el avance de la prosperidad compartida como un campo formal.
El problema señalado por Phillips respecto a los datos estructurados y las métricas adecuadas
persistió por casi una década, hasta la declaración de las metas de desarrollo del Banco Mundial en el año
2013. Ferreira et al. (2018), comentan que estas faltantes se deben a que la prosperidad compartida no
ha sido ampliamente abordada como concepto dentro de las teorías económicas, como sí lo han sido otros
temas: “Despite these recent uses in the policy arena, the concept of 'shared prosperity' is not as well-
established in economics as, say, 'social welfare', 'poverty', or 'inequality'” (p. 3). Sin embargo, también
es cierto que durante la última década la prosperidad compartida ha entrado en un amplio debate. Esta
discusión puede observarse en una variedad de documentos en donde se menciona el concepto, respecto
a políticas fiscales, planeaciones estratégicas de diversos países, tecnología, desarrollo urbano ciudadano,
entre otros, los cuales serán abordados más adelante para analizar los supuestos filosóficos subyacentes.
Si bien el Banco Mundial estableció con claridad los parámetros de una prosperidad compartida
hasta el año 2013, esta idea fue concebida en su totalidad a lo largo de varias décadas. Como se ha podido
observar, no existe un consenso único respecto al origen de la prosperidad compartida. Sin embargo, este
recorrido deja en claro que las ideas de justicia social, equidad, economía sostenible, prosperidad a largo
plazo y redes de colaboración, conforman el centro conceptual de la prosperidad compartida. Al mismo
tiempo, tales ideas son construidas a partir de un amplio marco teórico-filosófico que será desarrollado
en esta investigación. Para ello, será necesario dilucidar el concepto general de prosperidad como punto
de partida.
e-ISSN: 2683-2143
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2025 | Qvadrata, estudios sobre educación, artes y humanidades, 7(13), 43-58