Lo segundo
DOI:
https://doi.org/10.54167/orexis.v1i2.1455Resumen
Del inicio se pueden decir muchas cosas. Todo inicio es una necesidad. Freud ha sentenciado “infancia es destino”; pero lo primero no logra salvarse de su propia obviedad, lo primero siempre es visto como algo pretérito. Su condición fundacional convive con esa característica pasada, por eso se le asocia con los dioses o con el Padre. Lo segundo en cambio se ofrece como posibilidad de lo heroico, es el espacio propicio para los fuegos, las ilusiones y las promesas. Si lo primero es pasado[2], en lo segundo abrimos la posibilidad de la vida presente. Tal vez en lo segundo encontramos el verdadero inicio.
Desde Prometeo hasta Heracles, los heroes dan vida plena a lo segundo, son la antítesis del fundamento, su origen dialéctico, con la fuerza, belleza y astucia suficiente para ocupar un sitio sucesivo. Heracles, en su injusto origen dramático, Prometeo, en su castigo desproporcional. Los heroes coinciden en su diacronía con la virtud de la justicia, con su carencia de ser. Ese drama, esa falta de justicia, ese dolor, ese resto. Es lo segundo.
La trampa de lo fundamental, su indefectible giro hegeliano, es, que siempre asoma su modalidad requisitoria. Dios, origen, constitución como requisito. Y en sus lucen menos brillantes, aparece la burocracia y la moral, y los desatinos de la liturgia.
Descargas
Descargas
Publicado
Cómo citar
-
Resumen30
-
PDF58