Reflexiones y Problemáticas de la
Pandemia COVID-19 y su Impacto en el
Estado Psicológico en Estudiantes Universitarios
Fecha
de recepción: septiembre2023
Fecha
de aceptación: noviembre 2023
Oscar Alejandro
Viramontes-Olivas1, María del Rosario de Fátima Alvídrez-Díaz2
, José René Arroyo-Ávila3 1.
Facultad de Contaduría y
Administración, Universidad Autónoma de Chihuahua (México); correo: oviramon@uach.mx; celular:
614-252-11-41. 2.
Facultad de
Contaduría y Administración, Universidad Autónoma de Chihuahua. Circuito
Universitario #1, Nuevo Campus Universitario, Chihuahua, Chih, México. CP
31125, (52) 614 427 44 88 3.
Facultad de
Contaduría y Administración, Universidad Autónoma de Chihuahua. Circuito
Universitario #1, Nuevo Campus Universitario, Chihuahua, Chih, México. CP
31125, (52) 614 184 45 87 Correspondencia: Oscar
Alejandro Viramontes-Olivas Dirección: Circuito
Universitario campus ll Teléfono: 614-252-11-41 Correo:
oviramon@uach.mx
Resumen
Los
universitarios son considerados como población vulnerable en cuanto a su salud
mental, debido a las amenazas propias de su edad y por efecto de la pandemia
del COVID-19 que afectó la vida de
millones de personas en el mundo. Las medidas establecidas por gobiernos para
enfrentar la situación, fue, trabajar intensamente en mejoramiento de la salud
mental. Desde el marco de Responsabilidad Social Universitaria, son lugares
apropiados para abordar las necesidades sanitarias y, el bienestar de
estudiantes, contemplando sus fortalezas, oportunidades, debilidades y
amenazas. El objetivo de esta investigación fue analizar efecto de la pandemia
del COVID-19 y su impacto sobre su salud
mental en estudiantes universitarios y conocer, sus medidas preventivas. Este
trabajo corresponde a estudios donde se mencionan condiciones sobre salud
mental universitarios; se reflexiona, sobre la importancia y prioridad del
cuidado y atención que se debe dar a la salud mental de jóvenes. La
pandemia, repercutió negativamente sobre salud mental en universitarios que, en
la actualidad, buscan posicionarse dentro del campo laboral y superar esta mala
experiencia provocada por la pandemia.
Palabras clave: Afectaciones, Estado-Animo,
Estudiantes, Pandemia, Salud Mental.
Abstract
University students
considered a vulnerable population in terms of their mental health, due to the
threats inherent to their age and the effect of the COVID-19 pandemic that affected the lives of millions
of people in the world. The measures established by governments to deal with
the situation were to work intensively to improve mental health. From the
Social Responsibility framework, universities are appropriate places to address
the health needs and well-being of students, contemplating their strengths,
weaknesses, opportunities, and threats. To analyze the effect of the
COVID-19 pandemic and its impact on
their mental health in university students and to know their preventive
measures. This work corresponds to studies where university mental health
conditions are mentioned; It reflects on the importance and priority of care
and attention that should be given to the mental health of young people. The
pandemic had a negative impact on mental health in university students who are
currently seeking to position themselves within the labor field and overcome
this bad experience caused by the pandemic.
Keywords: Affectations, Mood, Students, Pandemic, Mental
Health.
I.
INTRODUCCIÓN
La pasada contingencia producida
por el COVID-19, influyó y afectó de manera general a la humanidad, provocando
toda una reacción inusitada de gobiernos, por controlar eso que, después fue
considerada como “pandemia”; la cual, trastocó las fibras más sensibles de la
actividad en este planeta, tanto en lo que, se refiere a la parte económica,
política, social y sobre todo, en el aspecto de salud pública. Cabe recordar
que los primeros casos registrados de COVID-19 , sucedieron a finales de 2019,
sin embargo, no fue hasta marzo de 2020, cuando oficialmente se reconoce el
problema y donde se exige a los diferentes sectores que, se empiecen a retirar
a sus hogares, cerrándose o limitándose las actividades en los centros de trabajo
y, además, clausurarse los centros educativos, prohibiéndose el ingreso del
estudiantado a las aulas físicas, pasando a una transición de una educación
presencial a una virtual, lo que influyó de manera importante en la afectación
de la salud mental de las familias.
Así mismo, el gremio estudiantil
de todos los niveles y específicamente de nivel superior, se les consideró como
población vulnerable a distintos trastornos mentales, con más notoriedad,
durante la pandemia; de esta manera, la salud mental se vio afectada, debido al
confinamiento y dificultades en el desarrollo de las actividades académicas y
exigencias de las nuevas modalidades pedagógicas. Este ensayo, tiene como
objetivo hacer un acercamiento a las emociones, sentimientos, experiencias
vividas y experimentadas por los jóvenes de universidades públicas en tiempos
de la contingencia, ocasionada por el virus del SARS-COV-2, el cual, provocó
impactos importantes en la vida política, social, económica, sanitaria,
académica, laboral, entre otras, siendo esta enfermedad, una alerta mundial
emitida por la OMS (Organización Mundial de la Salud) en marzo de 2020.
Los sentimientos y emociones
expresados por un sin número de personas, están directamente reportadas por
medio de encuestas e investigaciones al respecto, así como, por acercamientos
indirectos sobre salud mental, a través de, definiciones de síndromes
desarrollados en circunstancias extremas, puntuales o perturbaciones
importantes duraderas; esto, nos permite conocer y valorar qué sienten los
jóvenes, y qué, parte de sus estados de ánimo, incluso, actitudes, y más en
estos días, donde la educación se empezó a desarrollar por medios poco
convencionales, a veces, con dificultades materiales y tecnológicas, otras, con
resistencias ideológicas y psicológicas, siempre con preocupación y agotamiento
que incluso, en muchos casos, llegó a tocar fondo.
El confinamiento prolongado por
la pandemia, nos transformó en todos los sentidos, sin embargo, la población
universitaria fue particularmente afectada por los estragos ocasionados por el
COVID-19, destacando cambios abruptos en la enseñanza, pasando de modalidad
presencial a la virtual. En México, una
cantidad importante de jóvenes no contaron con posibilidad de cursar clases en
línea, lo cual, complicó aún más la situación de aprendizaje, así mismo, esto
influyó directamente sobre ellos sobre la salud mental, evidenciándose
sintomatologías de ansiedad, relacionadas con dificultades del desarrollo
académico y familiar, existiendo una total incertidumbre sobre el curso que
tomarían en sus carreras universitarias. Por ello, las exigencias a las nuevas
modalidades de enseñanza-aprendizaje y el deterioro en el desempeño por esta
situación estresante, fueron causales para que los universitarios, representaran
una población vulnerable a trastornos mentales en este evento mundial sin
precedentes.
Por último, las funciones
docentes durante la pandemia, se tuvieron que empezar a diseñar de manera
intensa, para centrarse en diversas actividades que promovieran el bienestar de
los estudiantes, es decir, basándose en un contexto virtual, creando
actividades dirigidas a la autosuficiencia, incluyendo para ellos mismos y sus
familias, un trabajo de Responsabilidad Social Universitario (RSU),
presentándose como una nueva forma para que los catedráticos actuaran y se
comportaran de manera flexible y directa frente al entorno académico durante la
crisis sanitaria. Asimismo, las responsabilidades docentes se reorientaron
hacia la protección social, como aspecto dominante e imperativo moral del
trabajo académico. Sin embargo, un cúmulo de profesores que nunca habían tenido
interacción con la tecnología, se vieron obligados a jubilarse o se sometieron
a presiones estresantes para adaptarse a la nueva alternativa virtual.
Desarrollo del tema
La salud mental o estado mental,
es una circunstancia de bienestar por medio del cual, las personas conducen su
vida de forma productiva, facilitando el desarrollo personal, comunitario, por
ello, esto posibilita incrementar capacidades y competencias emocionales, lo
que, permite sostener relaciones interpersonales y saludables, para así, lograr
con mayor facilidad, metas en la vida. En el tiempo
de la pandemia del Covid 19, aumentaron casos de depresión, ansiedad y otros
trastornos mentales; este incremento, influyó en las necesidades de atención a
alumnos y docentes, agudizándose, además, por un sistema con importantes
retrasos terapéuticos y psicológicos que se incrementaron, por la falta de
disponibilidad de servicios de Salud mental (Sam). El “encarcelamiento”
prolongado, provocó violencia familiar y pobreza en importantes sectores de la
población; así, la dimensión positiva en Sam, ha sido subrayada y
definida de manera oportuna por la Organización Mundial de la Salud (2020):
“Como un estado de completo bienestar físico, mental y social, no solamente por
ausencia de afecciones o enfermedades; esta incluye, la autonomía, capacidades
y habilidades para la vida; el desarrollo intelectual y emocional”, por lo que,
la OMS, complementa con lo siguiente:
Un estado de bienestar en el cual, el individuo se
da cuenta de sus propias aptitudes y que puede afrontar las presiones normales
de la vida; puede trabajar productiva y fructíferamente y, es capaz de hacer
una contribución a su comunidad (OMS 2001ap.1).
Rogers et al. (2020) mencionan
que ante la pandemia por COVID-19 y el
conjunto de estados de riesgo psicológico de corto plazo, se presentaron
situaciones potencialmente mortales de estrés emocional agudo, característico de
respuestas adaptativas y de provisiones naturales; incluyendo, condiciones
traumáticas asociadas con la muerte; emergencias sanitarias y, la imposibilidad
de establecer rituales funerarios que juegan papeles fundamentales en la
aceptación y gestión de las pérdidas humanas. Sin embargo, Sh-Ho et al. (2020),
señalan que los entornos de estrés natural y adaptativo, pueden provocar
estados mentales de naturaleza conductual, emocional y cognitiva que, superan
la capacidad para afrontar las emergencias; esto, provoca pérdida de apetito,
fatiga, insomnio, irritabilidad, falta de atención y ansiedad, condiciones que,
combinadas con el consumo de sustancias psicoactivas y la inmersión en
situaciones violentas, pueden provocar graves problemas de salud mental a
corto, medio y largo plazo, sin embargo, se pueden agregar alternativas para la
atención de casos como se muestra de manera ilustrativa en la Figura 1.
La prolongada pandemia de
SARS-CoV-2, afectó de forma importante la Sam y el bienestar de la
población estudiantil, aumentando el riesgo de desarrollar problemas
sicosociales, como: ansiedad y estrés por enfermedades, infecciones, pérdida de
seres queridos y medidas de contención, además de, violencia y crisis
económicas agudas que aumentaron la pobreza (Linne, 2021). Sin embargo, Barrantes y Solá (2019) comentan
que, el desarrollo de la personalidad de toda persona es, un constructo de
elementos que constituyen la funcionabilidad de cada persona, dentro de los
cuales, se incluyen: sexo, género, sexualidad, temperamento, carácter,
educación formal e informal; gustos e intereses, afectividad y adaptabilidad al
entorno.
Figura
1 Desarrollo en la atención de
problemas de salud mental durante la contingencia del Covid 19.
La personalidad, involucra
mecanismos psicológicos operados por diversas identidades y desarrolladas en
distintas etapas del ciclo vital, como lo cita Cuenca-Robles et al. (2020), estos mecanismos psicológicos, se operan por medio del estado de ánimo,
cuyo concepto, lo definen en el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales como:
Emoción
generalizada y persistente que influye en la percepción del mundo, son ejemplos
frecuentes del estado de ánimo, la depresión, la alegría, la cólera y la
ansiedad a diferencia del “afecto”, que se refiere a cambios más fluctuantes en
el “tiempo emocional”, el estado de ánimo referido a un clima emocional más
persistente y sostenido.(s.p.)
Recientemente, Morales-Chainé et
al. (2020) informaron signos de evitación, tristeza, desapego, ira y ansiedad,
como efectos del estrés agudo; también informaron, alta proporción de ansiedad
generalizada, como resultado del miedo a perder la salud. Es importante
destacar que, durante el período de aislamiento de los universitarios, se
informaron aumentos explosivos en el consumo de alcohol y episodios de abuso
físico y emocional, todo lo cual, estuvo asociado con las condiciones de riesgo
para la Sam descritas anteriormente y como se presentan en la Figura 2:
Figura 2 Manifestaciones psicológicas debido a la presencia de la pandemia del
COVID-19 en universitarios.
World Health Organization (2020) mencionan que los riesgos para la Sam en
estudiantes universitarios, surgen no sólo, de la enfermedad causada por el
propio COVID-19 , sino también, de los determinantes sociales que el equipo
multidisciplinario de salud debe abordar para enfrentar la contingencia. El
distanciamiento de las víctimas o el efecto del propio traumatismo vicario
provocado por una emergencia sanitaria, es una fase de alerta ante los eventos
traumáticos, como los que representó la pandemia de COVID-19 . En México, si
alguna persona fue diagnosticada con este virus o perdió a un ser querido a
causa de la enfermedad o si, le diagnosticaron depresión antes de tener la
enfermedad y le describieron síntomas importantes, encontrándose fuertes
asociaciones con estrés agudo, ansiedad generalizada, tristeza y la ira en
estos trastornos.
La vida cotidiana en la
actualidad, se ha visto considerablemente alterada como consecuencia de la
pandemia por el virus SARS-COV2, según lo describe Jiménez, (2020), donde en los últimos meses, desde el inicio de la “Jornada Nacional de Sana
Distancia” en nuestro país el día 23 de marzo del 2020, la Sam de la
población fue trastocado y, para el personal de salud que presta sus servicios
en esas circunstancias difíciles, así como, para estudiantes que han tenido que
adaptarse a las clases a distancia y los trabajadores, cuyos medios de
remuneración se vieron amenazados, para el ingente número de personas atrapadas
en la pobreza o en entornos frágiles que, experimentaron afecciones en la Sam,
donde se incrementó el aislamiento social y la disminución de las redes de
apoyo. Sin embargo, los efectos
derivados por el confinamiento, pueden impactar directamente a la Sam y
generar afectación en el estado de ánimo; el estrés económico, el aislamiento
social, complicaciones en los tratamientos médicos y pérdidas en general de
ganas de vivir; aspectos más frecuentes que condujeron al desequilibrio
emocional en tiempos de confinamiento social, incluso se agregaría el aumento
de suicidios (Díaz et al., 2020).
Brooks et al. (2020) menciona que
la edad promedio de ingreso a los estudios universitarios es entre 17 y 18 años
(durante la adolescencia tardía de la persona); por lo que, en el curso de la
carrera profesional, los estudiantes transitan de una etapa de vida a otra, ya
que, aún no sé culmina la madurez mental y las demandas del entorno, pueden
llegar a convertirse estresores o detonantes de síntomas psicológicos y, en un
afán por controlar la diseminación de la pandemia, un número importante de
países, implementaron el distanciamiento social, el cual, llevó al
enclaustramiento de millones de personas; el cierre de empresas públicas y
privadas, así como escuelas, colegios y universidades. En este último grupo,
Sahu (2019) estimó que, en el mundo, al menos mil millones de jóvenes
universitarios, se vieron afectados directamente en su proceso de
enseñanza-aprendizaje, pero, además, sus familiares también fueron impactados;
así mismo, docentes y personal administrativo, también sintieron los efectos
negativos en la economía, siendo más fuerte el impacto en pobres y
necesitados.
En nuestro país, los estudiantes
de nivel básico, medio superior y superior, dejaron de recibir clases presenciales,
siendo necesario migrar a procesos de enseñanza-aprendizaje hacia la
virtualidad. Sin embargo, la pandemia ha desnudado enormes diferencias que
subyacían en la poca disponibilidad de equipo adecuado y en la escasa cobertura
de internet, lo que representó una brecha digital muy heterogénea y difícil de
subsanar en corto y mediano plazo (Gaete, 2020). Así mismo, Bedoya et
al. (2021) indica que la OPS (Organización Panamericana de la Salud), registró
que, los tres países más afectados por el coronavirus fueron: Brasil, Estados
Unidos y México, indicando que más de la mitad de los adultos, sufrieron niveles de estrés altos
asociados con la pandemia y los primeros datos, mostraron que
muchos lo sobrellevaron consumiendo drogas y alcohol, creando un círculo
vicioso que hizo que las personas fueran más dependientes del uso de esas
sustancias, aumentando los problemas de Sam.
Los pacientes que dieron positivo
al COVID-19, no sólo sufrieron síntomas físicos, sino que, muchos también experimentaron síntomas
psicológicos. Sin embargo, al migrar de una educación presencial a una
virtual, implicó diversos procesos adaptativos para el estudiante: adaptarse a
diversos medios electrónicos; al manejo diferenciado de los tiempos, para el
desarrollo de sus clases; adaptar, su hogar como el aula de clases; adaptarse a
la pérdida del contacto psico-afectivo de sus compañeros de grupo, entre otros.
De acuerdo con lo mencionado por Cuamba-Osorio y Zazueta-Sánchez (2020)
entiende por adaptación lo siguiente:
La presencia de síntomas emocionales o
comportamentales en respuesta a un factor de estrés identificable, es la
característica esencial de los trastornos de adaptación; el factor de estrés,
puede hacer un solo evento o puede haber múltiples factores de estrés. (s.p.)
Los mencionados procesos
adaptativos por los cuales han atravesado las y los estudiantes, han generado
fluctuaciones en el estado de ánimo en este grupo poblacional, exacerbando
cuadros clínicos preexistentes en aquellas personas que han vivido las presiones
del entorno derivando en condiciones, episodios y detonaciones de trastornos
mentales de índole depresiva y ansiosa, por lo que Tavera-Fenollosa y Martínez
(2021) establecieron, una serie características relacionadas con el aprendizaje
durante y después de la pandemia del Covid 19, entre estas, se cuentan las
habilidades adquiridas, como: las sanitarias; innovadores métodos para
estudiar; administración más eficiente de los recursos monetarios; relaciones
sociales a distancia y, mejorar el comportamiento interpersonal, pues en la
totalidad de estas características, fueron complicadas y difíciles de
adaptarse.
Bedoya et al. (2021)
mencionan que, los riesgos para la Sam
derivados del uso de sustancias y trastornos neurológicos, requirieron atención
para reducir la morbilidad asociada con los trastornos emocionales, cognitivos
y conductuales. Así, fue importante desarrollar estrategias basadas en
evidencias para abordar estos riesgos e intervenir temprana y eficazmente en
las universidades, siendo, además, los principales determinantes sociales
dentro de la contingencia del COVID-19
que enfrentaron las enfermedades neurológicas, promoviendo el bienestar
psicológico e identificar condiciones efectivas para la prevención de la
depresión y ansiedad. Por otro lado, las que
tienen que ver con el ámbito reflexivo, se incluyen: darle mayor valor a la
vida y a la familia; valorar la salud mental; adaptación a la situación que se
estaba viviendo; aprender a vivir en soledad, entre otras. Por otra parte, la
forma de adaptarse en los aspectos psicoemocionales, se pudo observar en muchos
universitarios, un manejo adaptativo de sus emociones; disfrutar de la vida,
evitando pensar en el momento de la pandemia; estar
en soledad y, la perseverancia de estar enclaustrado. Por último, en el
caso de los valores, algunos pudieron mantener la empatía, solidaridad con sus
semejantes; la tolerancia del encierro y el respeto a las creencias de cada
persona (Melean y Contreras-Bustamante, 2020).
Para dimensionar el tema de salud mental en
México en tiempos del coronavirus, Trunce et al. (2020) señalaron que tan solo entre
el 25 de mayo y 11 de junio de 2020, el Instituto Mexicano del Seguro Social
(IMSS), recibiría
1,379 peticiones de atención e información telefónica a través de su “Plan de
Acción en Salud Mental”, que se, aplicaron en eventos críticos como
desastres, emergencias humanitarias y crisis epidemiológicas; al menos, 80% de
las personas, tuvieron aumento de angustia, miedo, pánico o terror, según
mencionaba la Secretaría de Salud. Es imperante que el sector educativo,
implementara programas preventivos psicológicos al personal administrativo y
docente, así como en su alumnado, coadyuvando, en la detección oportuna,
contención emocional y derivación a servicios especializados de Sam.
La capacitación constante en materia de Sam, puede ser el punto de entrada y el comienzo para el
desarrollo de este tipo de programas, más con los efectos directos a la salud,
vistos a lo largo del desarrollo de la pandemia, no se puede dar marcha atrás
para la implementación de estas acciones (Morales-Chainé et al., 2021). Por otro lado, cuando nos
enfocamos dentro de las funciones educativas de Responsabilidad Social
Universitaria (RSU), los profesores desempeñaron papeles importantes en el
desarrollo de sus actividades docentes y de investigación, de consultoría y administración,
en este sentido y, en relación a la pandemia, se adaptaron a distintas
circunstancias para la transferencia de conocimientos, buscando nuevos y
renovados métodos de enseñanza para jóvenes dentro de la virtualidad
(Buenestad, 2019); en otras palabras, la educación no sólo debió ser en el aula
con los estudiantes, sino también ir más allá de esta e involucrarlos en otras
tareas que se requirieron implementar en ese entorno.
Milenio (2020) comentan que, las enfermedades de salud mental en universitarios,
relacionadas con el miedo a la enfermedad o el sufrimiento en contra del
COVID-19 ; la pérdida de familiares
y amigos cercanos que antes de la pandemia, mantenían buena relación y durante más de 20
meses de contingencia, ocasionaron el distanciamiento de amigos y familiares;
el incremento de cuadros de estrés, depresión grave, trastornos debido al uso
de sustancias psicotrópicas y altos niveles de suicidio. Por otrta parte,
Mares-Rico et al. (2021) mencionan que, los riesgos para la salud mental
derivados del uso de sustancias y trastornos neurológicos durante la pandemia
en universitarios, requirió atención para reducir la morbilidad asociada con
los trastornos emocionales, cognitivos y conductuales; sin embargo, fue
importante desarrollar estrategias basadas en evidencias para abordar esos
riesgos e intervenir temprana y eficazmente, desarrollándo un cuerpo de
investigación para estudiar los efectos directos de COVID-19 en universitarios, aquellos que, tienen que
ver con trastornos neurológicos que identifiquen condiciones efectivas para la
prevención, examinando determinantes sociales que expliquen la existencia de la
enfermedad. De igual forma, existe la necesidad de evaluar el impacto en todos
los niveles y regímenes de riesgo, implementados en México y el mundo (Mejía et
al., 2021).
En relación con la RSU, Gaete (2020) menciona
que, la función educativa siempre trató de vincular los contextos de la
pandemia con la enseñanza-aprendizaje en la virtualidad, tanto, desde el punto
de vista ambiental, social, de salud, autocuidado y de todas las actividades
que se desarrollaron en las universidades, dentro y fuera de estas,
desempeñando un sin número de acciones y funciones, incluidos a los
investigadores que, también se vieron afectados en el desarrollo de sus
trabajos, lo que sin duda, se notó en un esfuerzo notable para que sus
actividades no se vieran afectadas, sin embargo, aquellos que trabajaron con
material biológico o áreas de campo abierto, en muchas de los casos, perdieron
recursos y la continuidad de sus investigaciones.
Algunas investigaciones de Cortés (2020),
mencionan que durante la pandemia, los docentes tuvieron una actitud bastante
positiva hacia los estudiantes, basados en la aplicación del espíritu que marca
la RSU y reconociendo en su mayoría, la importancia y relevancia de su
actividad durante la pandemia en apoyo a sus necesidades de aprendizaje. Lo
anterior, se expresa en un modelo, donde se exponen las relaciones
existentes entre los
involucrados en momentos de contingencia (Figura 3). Pese a
las adversidades, fue importante que los educadores mostraran una actitud
positiva hacia el desarrollo de los jóvenes amenazados por una diversidad de
transtornos mentales debido a la contingencia, sobre todo, al estar confinados en sus hogares, lo cual, se afirma que la práctica de la
RSU, fue capaz de equilibrar el compromiso responsable del docente con sus
estudiantes y familias, permitiendo gestionar y resolver problemáticas sociales
y de salud mental, provocados por el Covid 19
debido a la importanción de la educación en su modalidad virtual.
Figura 3. Modelo de vinculación de los
sectores involucrados en la atención de problemas de salud mental durante la
contingencia del Covid 19
Nota: El Modelo de vinculación de los sectores involucrados en la atención de
problemas de salud mental durante la contingencia del Covid 19, tiene como
centro, la aplicación de la Responsabilidad Social Universitaria, como método
para coadyuvar en la convivencia y desarrollo de estrategia de
enseñanza-aprendizaje.
En
relación con la Figura 3, los sectores afectados por la pandemia del
COVID-19 y sobre todo de lo que, se está
abordando en este ensayo que es lo educativo, el espíritu de la Responsabilidad
Social, fue determinante para promover medios apropiados que, tanto docentes
como estudiantes, mantuvieran una comprensión razonable del preoblema y la toma
de medidas para que, los académicos dejaran prácticas hostiles en contra de los
jóvenes; en este sentido, creo que la mayoría de los profesores, fueron
moralmente comprensibles de la situación y de lo que se estaba viviendo en la
familias de cada alumno, por ello, fue necesario llegar a tranformar
radicalmente, métodos, estilos y comportamientos en mejoramiento de la
situación. Considero también, según comenta Díaz et al. (2020) que los
trastornos neurológicos graves que requirieron atención en todos los niveles,
tanto comunitario, primario, secundario e incluso terciario especializado por
parte del sector salud, tuvieron un incremento importante de casos. Por ello,
es importante cerrar con esta reflexión, que hoy en día, debemos estar
preparados a posibles nuevos brotes de la enfermedad; las mutaciones
experimentadas por el virus del COVID-19
a lo largo de todo este tiempo y de nuvas enfermedades que podrían venir
a trastocar la estabilidad de convivencia social de nuestros estudiantes y en
general de toda la humanidad (Trunce et al., 2020). Por ello, lo menos que
debemos hacer, es bajar la guardia y siempre estar alertas.
Conclusiones
En México durante la pandemia del
Covid 19, se ha señalado repetidamente una serie de síntomas relevantes que se
tuvieron que tener en cuenta como prioritarios, para revisarlos y darles
seguimiento, ya que, estuvieron asociados con el estrés agudo, la ansiedad
generalizada, la tristeza y la ira. Sin embargo, en la actualidad, existen
numerosos reportes sobre los efectos de la pandemia sobre la salud mental de
estudiantes, maestros y personal administrativo en las universidades, entre
ellos, la frecuencia de evitación, tristeza, distanciamiento, enojo y ansiedad,
como efectos del estrés agudo; además, se han reportado altos índices de
ansiedad generalizada, como resultado del miedo a perder la salud e incluso la
vida. En este contexto, durante la cuarentena, se reportaron incrementos
explosivos en el consumo de alcohol, drogas y episodios de maltrato físico y
psicológico, lo cual, se asocia con las condiciones de riesgo para la salud
mental mencionadas durante el desarrollo de este ensayo, no olvidando a los
profesores que, muchos de ellos, tuvieron que jubilarse al no estar preparados
con el uso de la tecnología y la implementación de las clases en línea.
Por otra parte, también en
México, como en todo el mundo, las preocupaciones sobre la salud mental en estudiantes
y académicos durante la pandemia, estuvieron fuertemente asociadas con la
frecuencia del estrés agudo, el distanciamiento, la ira y la tristeza. En el
caso del distanciamiento experimentado por los jóvenes durante el
confinamiento, estuvieron asociados con niveles altos de síntomas psiquiátricos
en comparación con aquellos que, reportaron un confinamiento parcial o ninguna
situación de ese tipo. En situaciones tan aisladas, también aumento la
violencia física y psicológica. Sin embargo, la preocupación por este fenómeno
por parte de las autoridades de salud, en las universitarias y en general, de
todos los sectores, hizo que en algunos de estos, se reactivara el espíritu de
la Responsabilidad Social Universitaria (RSU) que, empezó a traer un alivio a
la presión que se estaba ejerciendo dentro del binomio enseñanza-aprendizaje,
ya que al principio, tanto maestros como alumnos, estábamos a la deriva, sin
embargo, al empezar a aplicarse algunas variables sobresalientes de la RSU, sobre todo aquellos que tenemos conocimiento de la
misma, se empezaron a experimentar en mucho de los casos, la mitigación de los
efectos de la pandemia en las universidades, sobre todo, en los actores
principales, estudiantes y académicos.
En síntesis, diariamente los estudiantes
universitarios experimentan diferentes situaciones en sus emociones,
agravándose con los cambios que ha generado la pandemia durante 2020 a 2021 y
donde, se presentó aumentos considerables de trastornos mentales los jóvenes,
dando origen a una desestabilización de la salud mental, con diferente
intensidad, pero que, generaron cambios que afectan a distintos sectores de la
población. De acuerdo con las
estadísticas obtenidas durante 2020, los niveles de estrés y depresión,
aumentaron considerablemente en todo el mundo. Por esta razón, es de vital
importancia que las y los estudiantes de nivel superior en México, se
encuentren emocionalmente estables, y que, dentro de sus instituciones
educativas cuenten con el apoyo y asesoramiento por medio de programas
especializados en la salud mental y la capacitación en metodologías como la
Responsabilidad Social Universitaria, tan útil y necesaria para todos los
sectores involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
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