evaluación y uso de la información. No obstante, preocupan más los nuevos patrones de
comportamiento de los ciudadanos en general (más allá de sólo los estudiantes y las bibliotecas) en
su relación y valoración con la información que circula en diversos ambientes, los cuales superan,
quizá, la propia denición de los alcances y limitaciones de la Alfabezación Informacional, con lo
cual, de forma no planeada han provocado el surgimiento de múlples y variados abordajes,
complementarios o alternos, de la concepción original de una persona alfabezada en empos
actuales.
En los inicios del siglo XXI, período en el que se puede idencar la consolidación conceptual
de la Alfabezación Informacional (con enfoque a universidades, estudiantes y bibliotecas), David
Bawden como pionero del tema cuesonaba el surgimiento de nuevos términos complementarios
o similares, tales como: alfabezación informáca (alfabezación en nuevas tecnologías o
alfabezación electrónica), alfabezación bibliotecaria, alfabezación en medios, alfabezación en
redes (internet o híper-alfabezación) y alfabezación digital. Si se observa, durante ese período, la
liación de la Alfabezación Informacional ya demandaba una relación directa y casi natural con el
posicionamiento de las tecnologías de la información y la comunicación, a través de las cuales se
pasaba del uso de la información sica a la mayor preferencia por información digital, estas úlmas
con un posicionamiento sustancial en el interés de los usuarios de la información.
El binomio del uso de fuentes impresas y fuentes digitales en la Alfabezación Informacional,
puede decirse que manene la esencia conceptual, donde el usuario accede, evalúa y usa
información, incluso teniendo en cuenta que pueden considerarse en ese momento temporal de
análisis, que ambos formatos son la base de los servicios que ofrece una biblioteca académica dentro
de las universidades. De esta manera, podría imaginarse que hasta aquí se han idencado los
límites verdaderos del concepto de Alfabezación Informacional ante los aparentes retos actuales,
además se logra estar de acuerdo a las normavidades y estandarizaciones, lo que posibilita
imaginar la condición de las personas consideradas informacionalmente alfabezadas.
Este breve análisis, reconoce que la Alfabezación Informacional ha logrado su propósito
conceptual, procedimental y actudinal, no obstante, dada la complejidad social y la amplia candad
de canales de acceso a la información (cienca y de divulgación), pone de maniesto el surgimiento
no controlado de una dispersión de variables de nuevas formas de alfabezación según las
necesidades del entorno. La situación se torna problemáca cuando se observa que el constante
surgimiento de variables en los modelos de alfabezación no alcanza la solidez epistemológica y
metodológica suciente, incluso llegan a ser creadas de forma independiente a los principios que
sustentan a la Alfabezación Informacional
La problemáca actual que se observa es el probable desgaste de conocimiento ante el uso
desmedido y laxo sobre el término alfabezación, el cual ha migrado de la alfabezación inicial o
funcional a la Alfabezación Informacional y de ahí a la alfabezación integral, múlple o
mulmodal. Debe reconocerse el surgimiento de alternavas complementarias como una
necesidad, tales como la digital, tecnológica, e-Learning (como una emergencia durante la pandemia
del COVID-19) y mediáca, incluso la cienca o académica en ámbitos formadores de
invesgadores, la icónica o visual y sus variantes por edad o nivel (edad temprana, adulta o en
estudiantes de nivel básico o superior); de ahí en adelante inicia el surgimiento, en diferentes